¿El anunciado "Bono Arancelario" de $2000 de Trump realmente traerá una fiesta de liquidez?

Artículo original: "Un 'robo' navideño de $2000: Trump y su dividendo arancelario"

Fuente original: Chainalysis

Cada Navidad, los niños reciben un regalo de un misterioso anciano, sin preguntarse nunca el costo de ese obsequio. Ahora, Donald Trump intenta jugar a ser Papá Noel para el mundo adulto, prometiendo repartir un “dividendo arancelario” de $2000 caído del cielo y asegurando que el regalo lo paga una lejana “fábrica extranjera”. El mercado cripto ya está tan entusiasmado como un grupo de chicos ansiosos abriendo regalos. Pero hay un detalle que pasa desapercibido en este gran acto de magia: Antes de aplaudir al conejo que apareció de la nada, nadie preguntó quién cambió su cena por él. ¿Y quién se quedará con hambre esta noche?

I. Cuando el presidente anuncia un reparto nacional de efectivo: la celebración del mercado

Fuente: Donald Trump

Y el mercado cripto resulta ser el comensal que nunca se preocupa por quién paga la cena, solo huele el aroma.

La última vez que festejaron fue durante los cheques de estímulo de la pandemia; esta vez, el plato principal de la fiesta fue reemplazado por la nueva jugada de Donald Trump: el “dividendo arancelario”. Este “Papá Noel” de 79 años que “asumió” a las apuradas más de un mes antes, anunció oficialmente el 9 de noviembre en su red Truth Social que repartiría $2000 en efectivo a cada estadounidense de ingresos bajos y medios. Y la “magia” que produce este dinero no proviene de la tradicional imprenta, sino de sus queridos aranceles a las importaciones.

La ovación del mercado no se hizo esperar. Minutos después del anuncio, Bitcoin subió un 1,75%, Ethereum un 3,32%. Las monedas de privacidad más sensibles a la narrativa de “reparto anónimo de efectivo”, como Zcash y Monero, registraron subas de dos dígitos. El volumen en exchanges cripto se disparó y en redes sociales no cesaban los vítores por un “nuevo bull market de estímulo”.

Claramente, para estos “niños” entusiasmados, Papá Noel ya salió en su trineo.

Un regalo abierto antes de tiempo: el origen del dividendo

La obsesión de Trump con los aranceles se remonta a su campaña de 2016 y su promesa de “America First”.

Él cree firmemente que los aranceles altos pueden proteger la industria estadounidense y hacer que los países extranjeros paguen la deuda de EE.UU. Tras asumir, lanzó rápidamente guerras comerciales con China y la UE, imponiendo aranceles altos al acero, aluminio y bienes de consumo importados.

Esta lógica es simple pero peligrosa: los aranceles se describen como una “tasa de protección” pagada por países extranjeros, en vez de una carga impositiva implícita sobre los consumidores estadounidenses.

Para el año fiscal 2025, la recaudación por aranceles en EE.UU. alcanzó los $195 mil millones. Trump ha afirmado repetidamente que este ingreso podría usarse para pagar la deuda nacional de $37 trillones. Sin embargo, los economistas señalan que las empresas simplemente trasladan el costo a los consumidores, generando inflación y menor poder adquisitivo.

Sin embargo, para los seguidores de Trump, esto es una victoria: los aranceles hacen que “los extranjeros paguen y EE.UU. se enriquezca”. Esta narrativa sentó las bases políticas para su propuesto “dividendo arancelario”.

¿Cómo nació el dividendo?

El concepto de “dividendo arancelario” no surgió de la nada: en una entrevista televisiva el mes pasado, Trump insinuó planes para devolver parte de la recaudación de aranceles a los estadounidenses—de $1000 a $2000 por persona. Afirmó que esta política podría generar más de $1 trillón al año, suficiente para cubrir un dividendo nacional.

El 9 de noviembre, anunció oficialmente el plan en Truth Social: “Estamos recaudando trillones de dólares y pronto comenzaremos a pagar nuestra enorme deuda. Todos (¡excepto los ricos!) recibirán al menos $2000 de dividendo”.

El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, luego insinuó que el dividendo podría distribuirse en forma de recortes impositivos. Sin embargo, Trump no dio detalles concretos.

En otras palabras, al abrir esta reluciente caja de regalo, solo hay vacío. No hay cronograma, ni criterios de elegibilidad, y mucho menos aprobación del Congreso.

Y según un análisis del analista de inversiones de Kobeissi Letter, tomando como referencia la distribución de cheques de estímulo durante pandemias pasadas, actualmente unos 220 millones de adultos estadounidenses calificarían para recibir este cheque. En la forma, suena como una “innovación fiscal”; en el fondo, es una repetición de un guion político: primero, eslóganes; después, reacción del mercado.

Formalmente, suena como una “innovación financiera”; en el fondo, es una repetición de un guion político. Empieza con eslóganes, estimula la reacción del mercado.

El mercado tiene memoria muscular. Recuerda vívidamente el 2020, cuando los cheques de estímulo del gobierno de EE.UU. hicieron que Bitcoin pasara de $4000 a $69000, marcando el bull run más fervoroso de la historia cripto. El mercado espera naturalmente una “repetición histórica”, abriendo la fiesta más salvaje de la historia cripto. Ahora, la música familiar suena de nuevo, y el mercado espera naturalmente una “repetición histórica”.

Pero esta vez, el truco del mago tiene una falla: la fiesta de entonces se alimentó de la Fed creando vino de la nada; el “bono” de hoy solo redistribuye el vino de algunos invitados a otros. No es un nuevo banquete, apenas una maniobra fiscal. Su escala y sostenibilidad están llenas de interrogantes.

Tras la última ronda de estímulos, la inflación en EE.UU. rozó el 10%.

II. El preludio de la celebración anticipada y la cuenta sin pagar: emoción, festejo, ilusión

Hype de mercado a corto plazo: primero la emoción, después el efectivo

El mercado cripto siempre reacciona rápido a una narrativa.

En las 24 horas posteriores al anuncio, criptomonedas mainstream como Bitcoin, Ethereum, Solana, todas subieron.

“Las acciones y Bitcoin solo responden al estímulo de una manera: suben”. Escribió el inversor Anthony Pompliano en su cuenta de X tras el anuncio.

El defensor de Bitcoin Simon Dixon advirtió: “Si no invertís estos $2000 en activos, serán devorados por la inflación, usados para pagar deudas y, al final, volverán al banco”.

Esta frase revela la psicología central del mercado: independientemente de si el estímulo se concreta, la expectativa de liquidez es el combustible de las subas de precios.

Pero este rally se parece más a una ilusión especulativa psicológica.

1. Primero, esta política aún no tiene autorización legislativa. Si la Corte Suprema declara ilegales los aranceles, el plan de bonos puede morir antes de nacer.

2. Segundo, incluso si se implementa, implica repartir ingresos fiscales en vez de reducir deuda. La promesa de Trump de “pagar la deuda de EE.UU. con dinero extranjero” probablemente vuelva a fracasar.

3. Más importante aún, repartir efectivo a gran escala aumentará la presión inflacionaria, forzando a la Fed a adoptar una política monetaria más dura. En ese momento, la liquidez se reducirá y los activos de riesgo serán los primeros en sufrir.

Analistas de inversión del sector advierten que, aunque parte de los fondos del dividendo fluirán al mercado y subirán los precios de los activos, las consecuencias a largo plazo serán inflación y pérdida de poder adquisitivo.

Juego de predicción de mercados: Kalshi vs. Polymarket

Tras la euforia, se libra una batalla legal. La Corte Suprema de EE.UU. está tratando actualmente la legalidad de los aranceles. Al momento de escribir esto, antes del 10 de noviembre, según datos de Polymarket, el mercado de predicción descentralizado, los traders le dan solo un 23% de probabilidad de aprobación por la Corte Suprema; en Kalshi, la cifra es aún menor, 22%. Es decir, la mayoría del mercado apuesta a que el plan será finalmente rechazado judicialmente.

Fuente: Polymarket

Pero el propio Trump es, evidentemente, un “director de drama” aún más talentoso. En Truth Social preguntó directamente:

“El presidente de EE.UU. tiene autorización del Congreso para detener todo el comercio con países extranjeros—mucho más severo que imponer aranceles—¿pero no puede cobrar impuestos por motivos de seguridad nacional? ¿Qué lógica es esa?”

Ves, con una sola frase, transformó hábilmente una disputa aburrida en un drama político sobre la “soberanía”.

Esta estrategia dramática, para alguien que hizo un cameo en la clásica película navideña “Mi pobre angelito 2”, guiando al pequeño protagonista para encontrar el lobby, es simplemente natural.

III. La caries llamada “inflación” detrás del caramelo navideño

En otras palabras, detrás de la euforia a corto plazo hay un guion conocido, el director es el mismo, solo que le pasa el problema al siguiente actor.

El “dividendo arancelario” fue cuidadosamente envuelto como una caja de regalo navideña, pero se parece más a un caramelo que se derrite al instante: tras el dulzor (estímulo a corto plazo), solo queda la “inflación”, una caries incurable.

1. Los $195 mil millones recaudados por aranceles, comparados con la deuda nacional de $37 trillones, son como intentar llenar una pileta con una sola moneda. Mandar esa moneda directo a la circulación es como usar dinero del futuro para pagar los festejos de hoy.

2. La popularidad política a corto plazo trae peligro fiscal a largo plazo. Economistas advierten que esta política puede generar una “doble inflación”: los aranceles suben los costos, el dividendo estimula la demanda, como pisar el acelerador y el freno de un auto ya a toda velocidad, hasta recalentar el motor y chocar fatalmente.

3. El aspecto geopolítico también es clave. Esta ruidosa fiesta familiar puede atraer quejas o incluso represalias de los vecinos (otros países). Si el efecto bola de nieve de la guerra comercial se reactiva, las ventanas de la cadena de suministro global temblarán; especialmente para la industria minera cripto dependiente de chips globales, esto sería una tormenta de nieve.

En otras palabras, detrás de la euforia a corto plazo hay un guion conocido. Papá Noel solo metió una factura con la leyenda “inflación”, “déficit” y “guerra comercial” en la media navideña del año que viene.

V. El último en irse de la mesa

En este gran drama político, Papá Noel Trump preparó un regalo especial no solo para la gente común, sino también para el mundo cripto. Cuando anunció que sacaría $2000 de ese único bolsillo llamado “arancel” para cada estadounidense, todo el mercado cripto pareció escuchar anticipadamente las campanadas de Nochebuena.

Hoy, el trineo de la historia parece seguir su viejo camino. Los niños del mercado (inversores minoristas) miran ansiosos la chimenea, creyendo que algún regalo caerá directo en sus wallets cripto, dando inicio a otra “altseason”.

Sin embargo, todo niño que cree en Papá Noel termina enfrentando una dura realidad: ¿cuál es el costo del regalo?

Esta vez, el regalo de Papá Noel no apareció mágicamente en el taller del Polo Norte; simplemente maximizó generosamente la tarjeta de crédito nacional. Este banquete de más de $400 mil millones viene con una factura llamada “inflación”. Cuando el calor de la temporada festiva recaliente toda la sala (la economía), los adultos (la Fed) quizás tengan que abrir las ventanas y dejar entrar el frío (subir tasas), dando fin anticipado a la celebración.

Así, lo que tiene ante sí cada inversor cripto es una caja de regalo bellamente envuelta. A corto plazo, brilla con el atractivo de la historia repitiéndose; pero a largo plazo, en la parte de atrás puede haber una factura en letra chica que dice “inflación”.

¿Es realmente un regalo que puede mantener caliente todo el invierno, o es un caramelo navideño que se derrite en la boca pero deja caries? Para los creyentes del mundo cripto, elegir en qué historia creer determinará si pueden salir ilesos de este banquete.

El último en irse de la fiesta paga la cuenta.