¡Aparecen las "cucarachas" del crédito! ¿Vuelve la crisis de los bancos regionales en Estados Unidos?

En medio de un “apagón” continuo de datos económicos y crecientes tensiones por la guerra comercial, los inversores ya tienen suficientes motivos de preocupación esta semana.

A esto se suma ahora un nuevo dolor de cabeza para un banco regional: una enorme pérdida crediticia que podría estar vinculada a actividades fraudulentas. En un documento regulatorio publicado el miércoles por la noche (hora local), Zions Bancorp, con sede en Salt Lake City, reveló que registrará una provisión para pérdidas por préstamos de 60 millones de dólares en su informe financiero del tercer trimestre, el cual se publicará más adelante este mes.

El banco agregó que, de ese monto, aproximadamente 50 millones de dólares podrían no recuperarse jamás. La entidad indicó que ha iniciado acciones legales contra dos prestatarios, aunque no los identificó en el documento. Zions también enfatizó que se trata de un “evento aislado”.​

Quizás no sea sorprendente que los inversores no lo crean del todo. Porque el jueves por la mañana, el mercado recibió otra señal de alarma, esta vez de Western Alliance Bancorp.

Este banco, con sede en Phoenix, reveló que ha presentado una demanda por fraude contra un prestatario que no proporcionó suficiente garantía para una línea de crédito rotativa. Aunque el banco añadió que cree que las garantías existentes son suficientes para cubrir la deuda y que no espera que esta disputa afecte sus resultados operativos.

En cuanto a los montos, estas revelaciones parecen menores. Pero Stephen Innes, socio ejecutivo de SPI Asset Management, señaló que, en este punto, lo que más preocupa a los inversores es que estos supuestos “eventos aislados” de crédito empiezan a parecer una tendencia.

Estas dos revelaciones golpearon duramente las acciones de los bancos regionales: el SPDR S&P Regional Banking ETF, que invierte en muchas de estas compañías, cayó un 6,2%, registrando su peor desempeño diario desde el 10 de abril. Incluso las grandes firmas financieras no se salvaron. El sector de servicios financieros del S&P 500 cayó un 2,8% el jueves, también su mayor descenso desde abril. Todas las acciones financieras de gran capitalización cerraron a la baja ese día.

Esto provocó que el índice S&P 500 más amplio cayera un 0,6%. Según datos de Dow Jones Market Data, esta ola de ventas llevó al índice de volatilidad de la Chicago Board Options Exchange (VIX) por encima de 25 al cierre, su nivel más alto desde el 24 de abril.

Recientemente, tras dos casos de quiebra muy mediáticos que causaron pérdidas a los bancos, las pérdidas por préstamos bancarios han estado bajo un escrutinio cada vez mayor por parte de los inversores. El proveedor de autopartes First Brands y la financiera de préstamos automotrices subprime Tricolor se declararon en quiebra en septiembre, y aún quedan muchas preguntas sobre por qué los bancos no detectaron antes las posibles pérdidas.

En una llamada con analistas el martes, el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, utilizó la “teoría de la cucaracha” para describir la situación.

“Cuando ves una cucaracha, probablemente haya más”, dijo Dimon tras la publicación de los resultados del tercer trimestre de JPMorgan. La compañía volvió a tener un desempeño destacado en el trimestre, pero el banco más grande de Estados Unidos por activos también reveló una pérdida de 170 millones de dólares relacionada con préstamos otorgados a Tricolor. Fifth Third Bancorp, con sede en Ohio, también reveló pérdidas vinculadas a Tricolor.​

Michael Green, gestor de portafolio y estratega jefe de Simplify Asset Management, comentó: “Todo esto indica que la preocupación y la conciencia están aumentando; las cosas no parecen tan sólidas como se pensaba, y ahora estamos viendo eventos crediticios uno tras otro”.

Para muchos inversores, el recuerdo de la quiebra de Silicon Valley Bank en 2023 sigue relativamente fresco. Steve Sosnick, estratega jefe de Interactive Brokers, señaló que esto podría haber provocado la reacción de temor de los inversores durante la volatilidad bursátil del jueves.

Pero Green explicó que hay varias diferencias clave entre la reciente ola de problemas crediticios en bancos regionales y el caso de Silicon Valley Bank.

La caída de Silicon Valley Bank se debió a una corrida bancaria, cuando los depositantes no asegurados retiraron sus fondos tras la advertencia del banco de que había invertido demasiado capital en bonos del Tesoro estadounidense a largo plazo. Cuando la Reserva Federal subió agresivamente las tasas en 2022, el valor de esos bonos se desplomó. Lo que ocurre ahora, tiene su raíz en cuestionamientos sobre los estándares de préstamos de los bancos y si estos son lo suficientemente estrictos.

Mark Gibbens, director de inversiones de Gibbens Capital Management, señaló que aunque hay motivos para preocuparse, los inversores no deberían entrar en pánico total. La situación de capital de los bancos hoy es, en general, mucho mejor que antes de la crisis financiera de 2008.

Gibbens afirmó: “Creo que podrían surgir más problemas en los bancos o en otros participantes del sector de crédito privado, pero no considero que esto sea un problema sistémico que amenace a todo el sistema financiero”.

Además, Jefferies celebró el jueves su día anual para inversores. Innes comentó que, aunque el evento no estuvo abierto a la prensa, la exposición del banco al riesgo por la quiebra de First Brands fue objeto de un nuevo escrutinio.

En el ámbito crediticio más amplio, también han comenzado a aparecer otras señales de presión: los diferenciales entre los bonos que cotizan en bolsa y sus equivalentes en bonos del Tesoro han alcanzado recientemente sus niveles más estrechos en décadas. Según datos de la Reserva Federal, el diferencial de los bonos calificados BB ha comenzado a aumentar. Green señaló que el aumento de los impagos y las tasas de morosidad también podría causar problemas en el mercado de titulización, donde la deuda de los consumidores se agrupa y se vende a inversores como productos.

Las acciones de empresas activas en el sector de crédito privado, incluyendo a la pionera Blue Owl Capital, han tenido dificultades durante meses.