Elon Musk afirmó recientemente que alrededor del 80% del valor futuro de Tesla provendrá del proyecto Optimus, los robots humanoides en desarrollo.
Este anuncio, realizado poco después del lanzamiento del cuarto «Master Plan» de la compañía, redefine el eje estratégico de la firma, colocando a la inteligencia artificial y la robótica como pilares centrales de largo plazo.
Optimus: de prototipos a guardián del valor corporativo
Optimus, actualmente en fase de desarrollo, ya realiza tareas dentro de las fábricas de Tesla. Musk proyecta que para finales de 2025 miles de robots estarán trabajando en sus instalaciones y que hacia 2030 la producción alcance 1 millón de unidades anuales.
El precio estimado por unidad se ubicaría entre 20.000 y 30.000 dólares, con modelos orientados inicialmente a empresas y posteriormente al mercado de consumo.
Este cambio refleja una visión de gran escala: Musk considera que Optimus puede generar ingresos superiores a 10 billones de dólares en el largo plazo, una cifra que redefine las ambiciones del proyecto humanoide.
¿Por qué Optimus podría convertirse en el corazón de Tesla?
Aunque el negocio principal de Tesla -los vehículos eléctricos- muestra signos de desaceleración, el enfoque en Optimus plantea un futuro donde la automatización industrial y doméstica marque el rumbo.
Las ventas de vehículos en el segundo trimestre cayeron un 12% interanual, mientras los ingresos sufrieron presión tras la expiración de incentivos fiscales. Frente a este panorama, Optimus aparece como una alternativa clara hacia fuentes de valor más sostenibles.
Analistas como los de Morgan Stanley respaldan esta transformación, al señalar que buena parte del valor actual del mercado se fundamenta más en la visión de futuro en robótica e IA que en las ventas de automóviles.
El cambio estratégico que propone Tesla: de autos a automatización integral
Tesla está redefiniendo su narrativa corporativa: de fabricante de vehículos eléctricos a arquitecto de una infraestructura robótica global. Si Optimus logra escalar como plantea Musk, el impacto será profundo, desde la automatización productiva y la reducción de costos hasta una nueva forma de interacción con las máquinas en el hogar.
Este giro estratégico, aunque cargado de riesgos de ejecución, tiene el potencial de catapultar a Tesla al liderazgo del sector tecnológico mundial.
La visión de Elon Musk no solo transformará el futuro de Tesla, sino también el de la robótica humanoide aplicada a la vida diaria. Si su apuesta se concreta, Optimus será más que un producto: será el verdadero arquitecto del nuevo Tesla.
